#1 PABLO IGLESIAS
Conocí
personalmente a Pablo Iglesias en su época de tertuliano compulsivo, en la que
además de cumplir con su horario laboral como profesor universitario, tenía la
agenda más apretada que las tuercas de un submarino. Su aspecto terrenal le
hubiese hecho pasar desapercibido en un mercado de productos peruanos.
La primera
impresión que me dio es que con Pablo no te aburres, habla de todo y muy bien.
Domina la oratoria con todas sus estrategias y artimañas y maneja miles de
datos, fechas y nombres propios de la
historia. Por esos tiempos ni pensaba por asomo la que iba a montar, estaba en
primero de la ESO como político, pero se
le veían maneras de revolucionario, esas
ganas que en algún momento hemos sentido todos de cambiar el status quo.
El gran
logro de Pablo Iglesias es que ha creado su propio personaje, es como buscar a Wally
en el fragor de una batalla del señor de los anillos o detectar a Obelix en un
partido del Athletic en San Mamés. Ya no pasa desapercibido para nadie. Y el
disfraz amén de robusto es sencillo, camisa blanca de manga larga de algodón, que incluso se
remanga, y un pantalón chino color beis, y su característica coleta. En la
bandolera lleva la de cuadros de repuesto. Es el inventor del look político
“casual low-cost”. Si hicieran una película sobre su vida como es el caso del
fundador de Facebook, podría conseguir muchas estatuillas, pero nunca la de
mejor vestuario. Quizá esta sencillez, sumada a la imagen de austeridad en sus
gastos , sea la que haya calado tan hondo en un país que no está para lujos.
Pero este es
solo el parámetro de salida, el buscar soluciones y conseguir empleos y sueldos
equitativos. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Ahora mismo a pablo
Iglesias le protege una primera capa popular porque les cae bien y les da
credibilidad, esta se sitúa junto a una segunda capa que esta escoltada por los
indignados, ciudadanos que por distintos motivos salieron a la calle a expresar
su rabia, una capa que se se asienta sobre la tercera que es la crisis a nivel
mundial y la debacle de corrupción y estragos económicos a nivel particular.
Hasta aquí todo está conforme a unos parámetros que le dan cuartel para luchar
políticamente contra lo que no considera justo.
Es la última
capa la que está protegiendo el líder de Podemos, el núcleo de su planeta,
porque si la muestra como es, los ciudadanos
podrían tener sus recelos. Pablo Iglesias es un comunista convencido. Y
la gente que expresa a la ligera su intención de voto debiera de tenerlo muy
claro, porque defiende unos ideales que son añejos y en franca decadencia. Y una ideología política a tener muy en
cuenta. De saberlo y apoyar su causa, el cauce democrático es perfecto, pero
votar desde la ignorancia es en estos momentos un despropósito, un cheque en blanco que puede no tener fondos.
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